¿Alguna vez te has preguntado por qué tu peque se queda embobado con un tambor o se lanza a aporrear una guitarra de juguete sin parar? No es solo cosa de niños: es que la música engancha, motiva y transforma. Y si estás pensando en regalarle su primer instrumento o apuntarlo a clases, aquí te contamos por qué es una de las mejores decisiones que puedes tomar.
La música hace que el cerebro trabaje a toda pastilla
Uno de los grandes beneficios de la música en los niños es cómo activa diferentes zonas del cerebro al mismo tiempo. Memoria, atención, coordinación, lógica… ¡todo funcionando en modo jam session! Aprender un instrumento es como darle al cerebro una buena sesión de entrenamiento, pero sin aburrimiento.
¿Sabías que tocar música mejora el rendimiento en mates y lectura? Lo dicen estudios serios. Y no solo eso: mejora la concentración, la memoria y los hábitos de estudio. En lugar de ver la tele como zombies, ¡a tocar melodías como genios!
Tocar música también es sentir (y expresar)
¿Tu hijo/a ha tenido un mal día? Dale un piano, una batería o incluso un ukelele. La música es una vía genial para canalizar emociones, soltar el estrés o simplemente decir sin palabras cómo se siente. ¿Y si encima se pone a componer? Pues oro puro emocional.
Además, al participar en actividades musicales en grupo, aprenden empatía, a escuchar, a respetar los tiempos de los demás… Vamos, que la música también enseña a ser mejor persona.
Más autoestima, más seguridad
Aprender una canción nueva, tocar en público o simplemente lograr sonar sin pifias… todo eso da confianza y autoestima. Poco a poco, los niños se sienten capaces de hacer cosas por sí mismos y se motivan a seguir aprendiendo.
Y no olvidemos que la música ayuda a construir una identidad: ese niño que adora el violín, o la niña que se pirra por la batería, empiezan a descubrir quiénes son a través del instrumento que eligen.
¿Qué instrumento es mejor según su edad?
- 2 a 4 años: instrumentos de percusión sencillos: tambores, maracas, xilófonos de juguete… ¡ritmo en vena!
- 5 a 7 años: ukelele, teclados infantiles o flauta dulce. Más melodía, más coordinación.
- 8 años en adelante: guitarra 1/2 o 3/4, batería, violín o viento. Aquí ya se pone seria la cosa.
Y lo más importante: déjalos elegir. Si les gusta el sonido de un instrumento, querrán tocarlo. Y ahí está la clave. No lo pienses más, coge estos beneficios de la música en los niños y apunta a tus peques ya.