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¿Estás pensando en comprar o mejorar tu guitarra acústica y te preguntas qué elementos influyen realmente en su sonido y comodidad? Conocer las partes de una guitarra acústica es fundamental tanto para principiantes como para músicos experimentados. En este artículo te explicamos en detalle cada componente del instrumento, para que puedas tomar decisiones informadas al momento de comprar una guitarra, cambiar alguna pieza o simplemente cuidar mejor la que ya tienes. Desde la tapa, el mástil y el diapasón, hasta el clavijero y las cuerdas, descubrirás cómo cada parte afecta la resonancia, afinación y tocabilidad del instrumento. Además, te contamos cuáles son los materiales más utilizados y cómo influyen en el sonido, para que sepas exactamente qué buscar según tu estilo musical y nivel de experiencia.

Partes de una guitarra acústica

El cuerpo de la guitarra acústica es el responsable principal de la proyección del sonido. Está compuesto por tres partes fundamentales: la tapa (superior), los aros (laterales) y el fondo. La tapa armónica, generalmente hecha de maderas como el abeto o la caoba, es la superficie que vibra cuando las cuerdas son pulsadas. Cuanto mejor sea la calidad de esta madera, mayor será la resonancia y el volumen del instrumento.

Los aros, que unen la tapa con el fondo, también influyen en la acústica, ya que modifican el tamaño de la caja de resonancia. El fondo puede ser plano o ligeramente curvado, lo que proporciona diferentes respuestas tonales. Por ejemplo, un fondo arqueado mejora la proyección del sonido hacia el oyente.

En guitarras de gama media y alta, es común encontrar combinaciones de maderas: una tapa de abeto macizo con fondo y aros de palisandro. Esta mezcla favorece un equilibrio entre agudos cristalinos y graves potentes. Conocer estas diferencias te permitirá elegir una guitarra que se adapte a tu forma de tocar y al tipo de música que interpretas.

El mástil y el diapasón

El mástil es otra de las partes clave de una guitarra acústica, ya que afecta directamente a la comodidad y precisión al tocar. Está unido al cuerpo y es donde se encuentran el diapasón y los trastes. Su forma, grosor y curvatura (también conocida como radio) influyen en cómo siente el guitarrista la ejecución de acordes y solos.

La elección del mástil adecuado depende del tamaño de tus manos y tu estilo musical. Por ejemplo, mástiles más delgados son ideales para estilos que requieren rapidez y fluidez, como el fingerpicking, mientras que mástiles más gruesos proporcionan una sensación robusta, adecuada para rasgueos potentes.

El diapasón suele estar hecho de maderas duras como el palo rosa o el ébano, que resisten bien el desgaste por el uso frecuente. En él se alojan los trastes, que determinan la entonación de las notas. Un buen diapasón tiene los trastes bien nivelados y acabados, lo que previene zumbidos y facilita una digitación precisa.

Muchos guitarristas también prestan atención a los marcadores de posición, tanto por estética como por funcionalidad. Saber elegir un mástil cómodo puede ser la diferencia entre avanzar rápidamente o sentirte limitado durante la práctica.

El clavijero y las clavijas

El clavijero y las respectivas clavijas o afinadores son los componentes que permiten ajustar la tensión de las cuerdas y, por lo tanto, afinar la guitarra. Aunque a simple vista pueda parecer que no afectan el sonido, una afinación precisa y estable es fundamental para lograr una buena ejecución.

Existen distintos tipos de clavijas, desde las clásicas abiertas hasta afinadores sellados o incluso de bloqueo. Las de mayor calidad ofrecen una mayor durabilidad, comodidad y estabilidad. Si tu guitarra pierde la afinación con frecuencia, probablemente sea hora de cambiar las clavijas por unas de mejor nivel.

Además del tipo, también es importante fijarse en la relación de giro (ej. 18:1), que indica cuántas vueltas da la cuerda por cada vuelta completa de la clavija. Cuanto mayor sea esta relación, más preciso será el ajuste de la afinación.

Una recomendación útil es revisar si las clavijas están bien instaladas y no presentan holguras. Una pequeña inversión en este componente puede marcar una gran diferencia, especialmente si sueles tocar en directo o grabar con tu guitarra.

La cejuela y el puente

La cejuela y el puente son dos elementos clave en la estructura de una guitarra acústica, cuya función principal es definir con precisión el punto de contacto de las cuerdas y así influir tanto en la afinación como en la sonoridad y la acción (altura) de las cuerdas.

La cejuela, ubicada en la parte superior del mástil, cerca del clavijero, distribuye las cuerdas hacia su recorrido por el diapasón. Suele ser de materiales como hueso, grafito o plásticos más modernos como el Tusq. Los materiales más densos, como el hueso, entregan una mejor transmisión de vibración y mejoran el sustain del instrumento.

El puente, anclado a la tapa armónica, sostiene las cuerdas mediante los pasadores y la selleta. Esta última cumple una función similar a la cejuela pero en la parte inferior de las cuerdas. Igual que en la cejuela, los materiales de calidad en la selleta proporcionan mayor tono, nitidez y mejor intonación.

La correcta altura en estos dos puntos determina la facilidad con que se presionan las cuerdas y la ausencia de trasteos. Si eres principiante, lo recomendable es una acción media que permita tocar cómodamente sin perder calidad de sonido. Y si ya tienes experiencia, puedes ajustar la altura según tu técnica, estilo o preferencia personal.

Las cuerdas y su influencia en el sonido

Las cuerdas de una guitarra acústica son uno de los elementos más intercambiables del instrumento, pero también uno de los más determinantes en el resultado sonoro final. Cambiar de calibre, marca o material puede transformar completamente cómo se percibe una guitarra.

Las cuerdas para acústica suelen fabricarse en bronce, fósforo-bronce o un recubrimiento especial anticorrosivo. Las de fósforo-bronce ofrecen un sonido más cálido, mientras que las de bronce tradicional son más brillantes. Además, existen modelos con recubrimiento (como las Elixir) que alargan la duración del tono aunque suelen ser más caras.

El calibre o grosor de las cuerdas también tiene un impacto importante. Las cuerdas finas (ej. calibre 10) son ideales para principiantes porque requieren menos presión, mientras que las más gruesas (ej. calibre 13) ofrecen mayor volumen y tono, pero a costa de una mayor dificultad técnica.

Elegir correctamente las cuerdas puede ayudarte a sacar todo el potencial a tu guitarra y a mejorar la experiencia de ejecución. Además, cambiar cuerdas regularmente mantiene el sonido limpio, equilibrado y evita la oxidación de otros componentes como el diapasón.

¿Qué partes conviene mejorar en una guitarra acústica de gama media?

Si ya tienes una guitarra acústica de gama media y estás buscando mejorar su sonido o comodidad, puedes empezar por sustituir algunos componentes clave sin necesidad de cambiar todo el instrumento. Por ejemplo, reemplazar la cejuela y la selleta por versiones de hueso o grafito puede aumentar el sustain y la claridad tonal notablemente.

Otro cambio recomendable es actualizar las clavijas por unas de precisión, especialmente si estás experimentando problemas de afinación. Este cambio es económico y mejora la estabilidad general del instrumento. Las clavijas de marcas como Grover, Schaller o Gotoh son altamente confiables.

El cambio de cuerdas también es esencial. Elegir una marca reconocida y ajustar el calibre a tu estilo hará que tu guitarra suene mejor y sea más cómoda de tocar. Asimismo, si buscas más definición y respuesta, puedes considerar un ajuste profesional del mástil y el puente, lo cual optimizará la acción de las cuerdas y eliminará trasteos indeseados.

Estos upgrades, además de mejorar el rendimiento, pueden ampliar la vida útil del instrumento, lo que convierte estas modificaciones en una inversión inteligente para cualquier guitarrista que quiera llevar su instrumento al siguiente nivel.

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